Reciclando la política

Por: Daniel López Velarde

Como cada seis años, en México los partidos políticos se basan en campañas electorales para hacer propaganda de sus candidatos y sus respectivas propuestas, de manera tal que los mexicanos a la hora de acudir a las urnas el próximo 1ero de julio, decidamos sobre el rumbo que tomará nuestro país en el próximo sexenio. Sin embargo, existe otro lado de estas campañas electorales que pocos ven y que tiene un gran impacto ambiental; me refiero a la generación de basura, en específico del papel y plástico.

Al respecto, el presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), Eduardo Martínez, declaró en entrevista para El Universal, que el proceso electoral el 2012 utilizará aproximadamente dos mil 500 toneladas plástico en las campañas electorales, mientras que para la elaboración de 550 mil urnas transparentes de plástico y canceles requerirán de 300 toneladas de plástico.

El mayor problema que esto representa es que los partidos políticos no tienen el cuidado de recolectar el 100% de sus pendones y mantas, por lo que no toda la propaganda electoral se recicla. En este aspecto, el presidente de la ANIPAC señala la importancia de la responsabilidad social que deben asumir los partidos políticos para retirar y darles el procesamiento adecuado a sus materiales publicitarios.

El objetivo de la responsabilidad social, como lo señala la ISO 26000, es contribuir al desarrollo sustentable, ya que este tipo de prácticas se ha vuelto crucial para mejorar el rendimiento de una organización en relación con el medio ambiente, al mismo tiempo que ayuda a mejorar la perspectiva que tienen los stakeholders sobre la organización.

De esta manera, como lo estable la norma, es necesario que las empresas adopten la voluntad de incorporar consideraciones sociales y ambientales en sus decisiones y de rendir cuentas por los impactos de sus actividades, sólo así se puede lograr la sustentabilidad en el proceso de reciclaje.

Con respeto al reciclaje del PET, la revista Manufactura señala que en México se fabrican  800,000 millones de toneladas de este material al año, de las cuales se reciclan alrededor de 55,000 toneladas anualmente. La planta “Industria Mexicana de Reciclaje” (IMER) es una de las cuatro plantas procesadoras de PET en nuestro país y se encuentra ubicada en el valle de Toluca; según datos de la ANIPAC, en ella se recicla casi el 40% de las 55 mil toneladas de PET.

La IMER fue la primera planta de reciclado de PET con grado alimenticio en México, y nace del compromiso adquirido para proteger el medio ambiente y promover el reciclaje, por parte de Coca-Cola de México, FEMSA y la empresa Alpla, dedicada a fabricación de plástico. En esta planta  el 43% de la energía eléctrica proviene de procesos eólicos y la tecnología utilizada en su proceso de reciclaje  permite convertir nuevamente el plástico en empaques para alimentos y bebidas, permitiendo así la disminución de residuos sólidos generados.

Por este y otro tipo de compromisos ambientales, Coca-Cola ha demostrado ser una empresa socialmente responsable y ha sido galardonada con diversos reconocimientos por sus iniciativas para disminuir los impactos generados por sus operaciones. De esta forma, Coca-Cola sirve como ejemplo para el resto de organizaciones mexicanas y latinoamericanas sobre la importancia y la viabilidad del reciclaje, no sólo por la disminución en los impactos ambientales atribuidos a este proceso, sino por los beneficios económicos que se pueden generar al implementar este tipo de prácticas en sus operaciones.